El Concejo Mundial de Abolition 2000, reunido en la localidad inglesa de Saffron Walden y en el que participaron personas de Australia, Bélgica, Egipto, Francia, Japón, Rumania, Rusia, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos, reafirma la Declaración de Abolition 2000, que exige un mundo libre de la amenaza nuclear, y la Declaración de Moorea, que reconoce los abusos del colonialismo y el sufrimiento de los pueblos indígenas causados por la producción y prueba de armas nucleares. Recordamos a los hibakusha, los supervivientes de la bomba atómica, y hacemos un llamamiento a las naciones del mundo para que escuchen su urgente petición: “Se deben abolir las armas nucleares para siempre, antes de que el último de nosotros abandone este mundo”.
Reconocemos que Abolition 2000 se enfrenta ahora a un nuevo contexto mundial debido a la continua modernización de las armas nucleares, a la campaña de los Estados Unidos para llenar de armas y nuclearizar el espacio, y a la creciente carga que esta inmoral e ilegal búsqueda de la dominación mundial supone para los recursos mundiales. Para mantener su acceso a los recursos mundiales y sus niveles insostenibles de consumo, los estados occidentales con armas nucleares y sus aliados creen que pueden ponerle una tapa a la creciente ola de descontento provocada por la desigualdad económica y la falta de justicia social entre la gran mayoría de la gente de la tierra. Sostenemos que este paradigma, peligroso y desestabilizador, no puede persistir.
Demandamos en cambio un nuevo marco de seguridad que sirva a toda la humanidad, basado en el respeto del derecho internacional y de los tratados, en la prevención de conflictos y en la cooperación a través de una Naciones Unidas reformada. Exigimos negociaciones inmediatas para abolir las armas nucleares, prohibir todos los misiles y mantener espacio para la paz. Imaginamos un mundo libre de armas nucleares, libre de la consiguiente contaminación ambiental, libre de injusticia social y económica. Afirmamos nuestra creencia de que este nuevo marco es más que práctico y ético. Es imperativo para el futuro de nuestro planeta.
Saffron Walden, mayo de 2001.